XI Pregón. D. José Luis de la Rosa Domínguez
Un trovador incansable de la Virgen del Rocío, D. José Luis de la Rosa Domínguez, tuvo el honor de ser el undécimo pregonero de nuestra Hermandad. Doctor en Filosofía y Letras y Presidente de los Rocieros por el Mundo, el pregonero fue presentado por el entonces Hermano Mayor de nuestra Hermandad, D. Manuel Falcón Calvo.
En la mañana de aquel 10 de Mayo de 1.987, fuimos muy numerosos los rocieros que nos dimos cita en el Cine Coliseo para escuchar las palabras de este afamado orador sevillano. El pregonero dejó muy claro qué significaba El Rocío para él: “...pero el Rocío,¡qué bien lo sabéis, hermanos!, no es sólo la profundidad de la copla, ni el hondo sentido del cante, ni la meta anhelada de una alegría sin honduras y fácil. El Rocío es mucho más. El Rocío no es sólo una fiesta de color y esplendorosa que subyuga y que proporciona a los romeros un aire envidiable de familia con lazos más fuertes que los de la sangre... El Rocío, repito, es mucho más: El Rocío es... LA VIRGEN. Y la Virgen, como Madre, Reina y Pastora, Madre del Rocío; rocío que derrama en raudales de gracias y dones cada vez que te acercas a la Aldea famosa, lo mismo en la fiesta ruidosa que en los silencios de amores de todo el año. Reina del Rocío, que reina por amor en su rocío de paz. Reina y Señora, Reina de la flor y del campo, Reina de la dulzura, Reina del día y de la noche, de la multitud y del silencio, de los Cielos y de la Tierra, Reina de Andalucía, y en el Rocío es, además, Pastora y Madre de Dios”.
Y prosiguió el bueno de D. José Luis con una defensa a ultranza del verdadero Rocío ante aquellos que critican la fiesta porque la ven sólo desde la errónea y parcial perspectiva del cante, del bullicio y de la vana religiosidad. Desconocimiento real que la mayoría de las veces daña en exceso el fondo cristiano de la multitudinaria peregrinación. Si tú criticas el camino, ten respeto a los demás, que ese Rocío divino tú no lo puedes cambiar.
Si no te gusta el camino, no lo critiques después, que el camino del Rocío no está hecho pa ofender. Andar por esas arenas no es sólo para beber, tiene un embrujo y un duende que tú no sabes entender.