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La Virgen del Rocío amanece vestida de Pastora para su Traslado

Ya está preparada la Blanca Paloma para su encuentro en la Villa de Almonte con todos sus hijos, que la esperan con impaciencia durante siete años, y para esta ocasión, Año Jubilar, la Virgen del Rocío vuelve a estrenar terno completo. Esta mañana, como suele ocurrir, por sorpresa, la Virgen ha amanecido ataviada como Divina Pastora, a algo más de dos semanas para que tenga lugar el traslado desde la aldea a Almonte.

El traje es completamente nuevo, ha sido donado por almonteños y confeccionado bajo la dirección de José Manuel Vega Morales, en cuyo taller se ultimaban en estos días las primorosas prendas con las que, durante la noche, las hermanas camaristas han ataviado la venerada imagen.


El conjunto está lleno de detalles originales y referencias históricas, destacando en primer lugar el color predominante, en esta ocasión de un rosa empolvado con el que se hace referencia al color litúrgico con el que la Iglesia anuncia el Nacimiento de Cristo y su Resurrección, un tono que dota a la imagen de gran dulzura.


En primer lugar, destaca la saya, que ha sido confeccionada a partir de un manto antiguo que data del siglo XVIII. El brocado de seda ha sido enriquecido con piedras naturales semipreciosas, canutillos y lentejuelas de oro. En cuanto a la esclavina, diseñada por José María Carrasco Sala, tal y como destaca la Hermandad Matriz, su principal característica es el color, ese rosa empolvado al que se hacía referencia anteriormente.

En cuanto al manto, la seda con la que está elaborado ha sido teñida en Milán especialmente para la Virgen del Rocío por un maestro tintorero de la ciudad italiana. El sombrero, una pamela de copa alta, también algo distinto a los que suelen tocar la cabeza de la Blanca Paloma en las Venidas, está, junto con la lazada, inspirado en los que llevó en la Venida de 1919, el año en el que fue coronada. Es la primera vez que a las flores secas se las acompaña de flores de talco. Todo el sombrero está cuajado de flores de distintos tipos y tonalidades, al igual que los característicos tirabuzones que la Virgen luce con su atavío de Pastora, y en los que no falta la tradicional amapola.


El Niño pone la nota histórica más clara. Va vestido de Rey, y no de Pastorcito, como ocurriera hace 100 años. Lleva un traje de seda brocada que data de mediados del siglo XVIII y entre los estrenos, lleva un conjunto de piezas de joyería compuesto por resplandor, orbe y cetro y zapatitos nuevos, diseñados y realizados por José María Carrasco Sala.


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